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Consejos a tener en cuenta sobre la procesionaria

Toda esta información no quita que la mayoría de los medios se centren en la amenaza y no nos ofrezcan suficiente información sobre qué hacer ante un caso de (mal llamada) picadura de procesionaria.

Ante todo, deberíamos tomar las siguientes precauciones:

  1. Prestar especial atención a los paseos por la montaña o por zonas afectadas por la procesionaria entre febrero y abril, que es el momento en el que los insectos abandonan el nido y bajan a los árboles para enterrarse en el suelo entre sus fases de larva y de pupa.

  2. Estar informados sobre las zonas afectadas por plaga de procesionaria para intentar evitarlas en nuestro recorrido.

  3. Mantener controlados a nuestros perros y atender ante posibles síntomas de contacto con la procesionaria: inquietud, inflamación de la lengua o de la cabeza, fiebre, problemas para cerrar la boca o actitud de rascado compulsivo.

Los veterinarios señalan tres fases:

  1. El perro se rasca con las patas en el hocico y restriega la cabeza contra el suelo de forma compulsiva.

  2. Puede aparecer cianosis, que es la coloración azulada de la piel y las mucosas. “La lengua se pondrá negra y se hinchará, así como la cabeza y el cuello”, puntualiza el veterinario Manuel Garrido en este artículo de Diario Sur.

  3. Aparecen convulsiones resultado de un shock anafiláctico. Se trata de una reacción inmunitaria generalizada en el organismo y potencialmente mortal.

 

Cómo actuar si tu perro toca una procesionaria

Si tu perro toca, roza, lame o ingiere una procesionaria lo más importante es llevarlo con urgencia a un hospital veterinario. Esto tiene que remarcarse, puesto que no existe tratamiento ambulatorio de ningún tipo más allá de unas acciones sencillas que podemos llevar a cabo de camino al mismo, y son las siguientes:

  1. Cogeremos a nuestro perro y lo alejaremos de la zona, asegurándonos de que los nervios y el dolor no provocan que vuelva a entrar en contacto con estos insectos.

  2. Comprobaremos su trufa y su boca para asegurarnos de que el animal puede respirar y que las vías aéreas no están obturadas. No descartéis una exploración algo más exhaustiva, pero debe ser rápida: el tiempo es fundamental.

  3. Debemos reducir al máximo el tiempo de contacto de la toxina con nuestro colega peludo. Pero mucho ojo, tengamos en cuenta lo siguiente:

    1. Lavaremos la boca del perro con suero fisiológico; si no contamos con suero, lo haremos con agua templada (la toxina se destruye mejor con agua tibia o levemente caliente).

    2. Lavar con cuidado y NUNCA frotar la lengua o la zona afectada, pues existe riesgo de esparcir la toxina; asimismo, lavar de dentro afuera para quitar los pelos y que el perro no ingiera la toxina. En otras palabras: el agua debe caer hacia fuera, no ir hacia el perro jamás.

  4. Llevar al perro lo más rápido posible al veterinario, donde se le aplicará un tratamiento con corticoides de acción rápida.

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